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Mostrando entradas de noviembre, 2013

JAIME SABINES

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  A. Mucha La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas.  Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía Un pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto que la pata de conejo:  sirve para encontrar a quien se ama, para ser rico sin que nadie lo sepa  y para alejar a los médicos y las clínicas.  Se puede dar de postre a los niños cuando no se han dormido,  y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver.  Lleva siempre un frasquito del aire de la luna  para cuando te ahogues,  y dale la llave de la luna  a los presos y a los desencantados.  Para los condenados a muerte  y para los condenados a vida  no hay mejor estimulante que la luna  en dosis precisas y controladas. Edwin Geo...

JORGE LUIS BORGES I

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Jacques Louis David, 1799, Hay un guardián ante la Ley. A ese guardián llega un hombre de la campaña que pide ser admitido a la Ley. El guardián le responde que ese día no puede permitirle la entrada. El hombre reflexiona y pregunta si luego podrá entrar. 'Es posible', dice el guardián, 'pero no ahora'. Como la puerta de la Ley sigue abierta y el guardián está a un lado, el hombre se agacha para espiar. El guardián se ríe, y le dice: 'Fíjate bien: soy muy fuerte. Y soy el más subalterno de los guardianes. Adentro no hay una sala que no esté custodiada por su guardián, cada uno más fuerte que el anterior. Ya el tercero tiene un aspecto que yo mismo no puedo soportar'. El hombre no ha previsto esas trabas. Piensa que la Ley debe ser accesible en todo momento a todos los hombres, pero al fijarse en el guardián con su capa de piel, su gran nariz aguda y su larga y deshilachada barba de tártaro, resuelve que más vale esperar. El guardián le da un banco y ...

THOMAS EAKINS

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Uno de los pintores realistas estadounidenses más importantes del siglo XIX. Trabajó al margen de los estilos europeos contemporáneos, convirtiéndose en el primer artista importante después de la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), al realizar una obra profunda y llena de fuerza extraída directamente de la experiencia de la vida de su país. Nació en Filadelfia el 25 de julio de 1844 y estudió dibujo en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania desde 1861 a 1866. Al mismo tiempo estudiaba anatomía en la Escuela de Medicina Jefferson, que le llevó a sentir un gran interés durante toda su vida por el realismo científico. Eakins vivió tres años en París, desde 1866 a 1869, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes. Recibió gran influencia de las obras de maestros del siglo XVII, en particular de Rembrandt, José de Ribera y Diego Velázquez, que le impresionaron por su realismo y penetración psicológica. En 1870 regresó a Filadelfia donde habría de pasar el resto de su vida. Lo...

VAN GOGH

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Van Gogh La interpretación más cliché de los Girasoles versa sobre el hecho de que, una vez cortados, los girasoles se marchitan rápidamente. Por ello, al ver la pintura de Vincent, generalmente se piensa que la pintura simboliza “lo efímero de la vida” o algo así. Aunque ésta es una interpretación perfectamente válida, veremos que hay mucho más. La pintura tiene una dimensión simbólica mas profunda. Cuando escuchamos la palabra “girasol”, inmediatamente la asociamos con el sol. Éste representa, en casi todas las culturas, a un dios o, por lo menos, a una manifestación de lo divino. Los paganos divinizaban al sol como aquel que da vida, haciendo crecer los cultivos. Cuando el cristianismo reemplazó a las culturas paganas, usualmente se servía de fusionar representaciones de estas culturas con las suyas, con el objetivo de hacer más accesible el cristianismo a los no creyentes. Por eso, entre las primeras pinturas cristianas, siempre se representaba a los santos y figuras sagra...

ROBERT BURTON

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Sacrificio de Ifigenia, posible copia pompeyana del original de Timantes Detalle de Agamenón «Pues ¿quién sostendrá el ánimo abatido?» ¿Qué otra cosa hizo Timantes en su retrato de Ifigenia, sino representar el momento en que iba a ser sacrificada? Cuando ya había pintado el duelo de Calcas, la tristeza de Ulises y el sumo pesar de Menelao, cuando había mostrado todo su arte en la expresión de una gran variedad de afectos, «cubrió con un velo la cabeza de Agamenón, el padre de la muchacha, y dejó que cada espectador imaginase sus sentimientos» Anatomía de la melancolía

KAHLIN GIBRAN

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Anne Bachelier Mi alma y yo fuimos a bañarnos al gran mar. Y al llegar a la playa, empezamos a buscar un sitio solitario y escondido. Pero mientras caminábamos por la playa vimos a un hombre sentado en una roca gris, que tomaba de un saco puñados de sal y los arrojaba al mar. -Este es el pesimista -dijo mi alma-. Vámonos de aquí, pues no podemos bañarnos en presencia del pesimista. Seguimos caminando, hasta llegar a una caleta; allí vimos, de pie en una roca blanca, a un hombre que llevaba un cofre enjoyado, del que tomaba azúcar para arrojarla al mar. -Y este es el optimista -dijo mi alma-, tampoco él debe ver nuestros cuerpos desnudos. Seguimos caminando. Y en otro lugar de la playa vimos a un hombre que tomaba con la mano peces muertos, y los devolvía al agua. -Tampoco podemos bañarnos enfrente de este hombre -dijo mi alma-, pues este es el filántropo. Y seguimos nuestro camino. Luego nos encontramos a un hombre que trazaba el contorno de su sombra en la arena...

RAINER MARÍA RILKE

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"Canción de amor" José Manuel Cifuentes Martínez Francisco Javier Sanz López Alberto Siegrist Hernández ¿Cómo he de sujetar mi alma para que no roce la tuya?  ¿Cómo alzarla por encima de ti, hacia otras cosas? Ay, quisiera esconderla junto a algo perdido entre lo oscuro, en un lugar callado y ajeno que no vibre cuando vibran tus honduras. Pero cuando nos roza, a ti y a mí, nos une como un arco de violín, que saca de dos cuerdas una nota. ¿En qué instrumento estamos extendidos? ¿Y qué músico nos tiene en la mano? Oh dulce canción. Primavera sagrada y otros cuentos de Bohemia (fragmento) Norman Rockwell " Pero lo más extraño, en Vinzenz Viktor Karsky, es que había algo en su vida de lo que ninguno de sus amigos más íntimos sabía nada. Se lo callaba a sí mismo; porque no había hallado nombre para eso; y sin embargo, pensaba en ello, en verano, cuando iba a la puesta del sol, solitario, por un camino blanco; o...

MANUEL RIVAS

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«¿Qué hay , Gorrión? Espero que este año podamos ver por fin la lengua de las mariposas». El maestro aguardaba desde hacía tiempo que le enviaran un microscopio a los de la instrucción pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuvieran un efecto de poderosas lentes. «La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un resorte de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar ¿a que sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa». Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Que maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de jarabe…  El lenguaje de las mariposas Vídeo seleccionado:  http://www....

CÉFALO Y PROCRIS

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A_Turchi Céfalo, hijo de Deyoneo, se casó con Procris, una hija de Erecteo, y ambos se juraron eterna fidelidad. Eos, la diosa de la aurora, estaba condenada a enamorarse consecutivamente de mortales por decisión de Afrodita. Y un día se encaprichó de Céfalo. Le secuestró e intentó hacerlo su amante, pero Céfalo la rechazó recordando los votos de fidelidad hacia su esposa. Entonces Eos trató de convencerle de que Procris faltaría a su promesa a cambio de riquezas, lo que Céfalo negó indignado. A Céfalo le gustaba retirarse cerca de una fuente sagrada sobre el fresco césped. Así pasaba las horas Céfalo, apartándose de sus criados y de sus perros. En aquella arboleda el joven se sentaba a menudo sobre el suelo, y solía cantar:  “Ven, mudable brisa, para que refresques mis ardores, tú, a quien he de recibir en mi regazo”. Alguien, servicial en mala hora, transmitió con memoriosa boca a los tímidos oídos de la esposa las palabras que había escuchado. Procris, cuando oy...