CONCIENCIA CASTA
La eficaz resistencia contra los moros iniciada en Asturias en el siglo VIII tenía como finalidad última recuperar la tierra antes regida por los reyes visigodos de Toledo. El cronista del monasterio de Albelda escribía en 880, reinando Alfonso III de León, que en 711 "los sarracenos ocupan las Españas (Spanias), y se apoderan (capiunt) del reino de los godos, el cual en parte poseen todavía; contra ellos batallan los cristianos noche y día, combaten a diario (quotidie confligunt) hasta que el designio divino decida que sean expulsados en el futuro implacablemente (dehinc eos expelli crudeliter jubeat)". 2 Se ve por esto que, unos 170 años después de la ocupación musulmana, se recuerda el reino de los godos, pero se dice que quienes pelean contra los musulmanes son cristianos, no godos, para señalar el contraste, y oponer un análogo valor espiritual frente al del Islam. Ya entonces la filiación religiosa servía para delimitar la figura nacional y gentilicia de todo un pueblo, hecho nuevo en Occidente. Lo cual era simple calco de la situación ofrecida por el enemigo llamado "sarraceno" por la Crónica, con el sentido de "musulmán", y no de "sirio". El que la hueste de los sarracenos estuviese integrada por beréberes, por árabes, por cristianos renegados, o por quienes fuesen, no obstaba para que su fisonomía militar y política apareciera ante todo como mahometana, como gente de la "casa del Islam", dar al-islam, que en ella había encontrado su salvación. Resulta así que el llamarse "cristianos" quienes guerreaban contra los moros, ya revelaba la presencia de una huella islámica en quienes siglos adelante serían llamados "españoles". Ese nombre aún no aparece en el Poema del Cid; en él se llaman "cristianos" quienes se enfrentan con los "moros". Cuando éstos hacen sonar sus tambores, "a maravilla lo avíen muchos dessos crisitanos" (verso 2346). En la Chanson de Roland, los enemigos de los "sarracenos" o "paganos" se llaman "franceses": "L'ost des Franceis" (v. 49). "Chrestien", en cambio (vv. 38, 102, etc.), designa en general a quienes profesan la religión de Cristo.
No quiero decir que la guerra contra el moro tuviese carácter religioso, con miras a exterminar una creencia juzgada falsa (como la cruzada de los franceses contra los albigenses, o como las guerras de los católicos contra los protestantes en los siglos XVI y XVII). "Cristiano", en nuestro caso, quería decir que los combatientes estaban animados y sostenidos por una creencia religiosa no menos eficaz militar y políticamente que la del enemigo. La fe en Cristo "nacionalizaba" tanto como la fe en Mahoma, bajo la cual casi toda la tierra de la Península había caído en manos sarracenas. El hacer coincidir la dimensión nacional (política) con la de la creencia religiosa fue consecuencia de una primera y básica correlación entre al-Andalus y los nacientes reinos cristianos. Otros paralelismos irían surgiendo a lo largo de un contacto de muchos siglos.
Pero que la guerra no era precisamente por la religión lo dice muy claro don Juan Manuel (†1348), bien al tanto del pasado y del presente de su Castilla:
"Ha guerra entre los cristianos e los moros e habrá, fasta que hayan cobrado los cristianos las tierras que los moros les tienen forzadas; ca cuanto por la ley nin por la secta que ellos tienen, non habrían guerra entre ellos" (Libro de los Estados, Bibl. Aut. Esp., LI, pág. 294).
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La realidad histórica de España, Américo Castro
Batalla entre Saúl y los filisteos. MS M.638 (fol. 24r) Morgan Library