M. BENEDETTI




Recuerda su infancia y adolescencia con amargura, una infancia fue traumatizante. Siendo su padre propietario de una farmacia y con una situación económica familiar muy precaria, hubo de trabajar como: vendedor, taquígrafo, cajero, periodista, traductor y funcionario público.
Su labor poética comienza a temprana edad con El Trono y la Vida una obra escrita copiando el estilo de Alexander Dumas. A los 18 años Benedetti se muda a la cuidad de Buenos Aires, República Argentina donde vive durante los próximos diez años. En 1945 aparece su primer libro de poesías : "La Víspera Indeleble"
De allí en más combina su oficio de periodista con el arte de escribir poesía, novela, cuento, ensayo, teatro y crítica cultural.
En 1946 se casa con Luz López Alegre y decide regresar a Montevideo donde su obra se multiplica.
En 1957 Decide viajar a Europa desde donde envía su trabajo a "El Diario" de Montevideo. Cuando regresa nuevamente a Uruguay es nombrado Director del departamento de Literatura Hispana, pero su trabajo le dura demasiado poco ya que a raíz de la toma militar del gobierno en 1973, Benedetti decide regresar a Buenos Aires. En 1975 y durante la presidencia de Isabel de Perón, es amenazado de muerte, otorgándosele 48 hrs. para dejar el país. Decide mudarse a Lima, Perú, donde meses después es detenido y deportado a la Rep. Argentina, donde poco después es dejado en libertad.

En 1976 deja Argentina y se mueve por Ecuador, Cuba y Perú, desde donde continúa su incansable obra como escritor.

Algunas de sus innumerables obras: La Víspera Indeleble ( Poemas 1945) Montevideanos (1948) Poemas de la Oficina. (1956-58) Quién de Nosotros (Novela 1953) Letras del Continente Mestizo (1967) La Muerte y otras Sorpresas (1968) Con y sin Nostalgia (1977) Los Poetas Comunicantes (1981) Primavera de una Esquina Rota (1982)Geografía (1984) La cultura, ese blanco móvil (1989)Despistes y franquezas (1990) La Tregua, El país de la cola de paja, Gracias por el fuego, El Cumpleaños de Juan Angel, El amor, las mujeres y la vida, Andamios.
“Cada poeta va creando su arte poética, que en el fondo es la regla de no tener reglas. A veces es un pedacito de realidad, que llega con el color que ha podido rescatar de la calle, de la montaña o del río.

Otras veces es un archivo del pasado, que trae reminiscencias superadas pero no borradas definitivamente. Un arte poética es la vía crucis de las palabras y quizá por eso es dignificada por los sentimientos y los pájaros, y también por alguna de esas primorosas mujeres que vuelan en el sueño.

Cada vate lleva su arte poética en algún bolsillo de su penuria o de su gloria. Nade piense que se trata de un padrón ambulante, pero sí que por ese espacio desfilan las envidas ajenas y las esperanzas propias.

El arte poética no es arte ni es poesía. Es simplemente una cadena de nociones, un rostro propio a descubrir y, en el mejor de los casos, a conquistar sin engañarnos.”

"Adiós"

Hay muchas formas/de despedirse/dando la mano/dando la espalda/nombrando fechas/con voz de olvido/pensando en nunca/moviendo un ramo/ya deshojado por suerte a veces/queda un abrazo/dos utopías/medio consuelo/una confianza/que sobrevive/y entonces triste/el adiós dice/que ojalá vuelvas. 
 
Jem Magbanua

  "Adioses (En defensa propia)". 

Este adiós que te guardo
está madurando con los días
Exprimo nuestra vivencia
y no la dejo quedarse
en el pasado.

No puedo avanzar contigo
por que te deseo a cada instante
y desear lo que no se puede tener
es como escribir
sin que nadie te lea

Eso seguro que lo entiendes
Te quiero pero no deseo luchar
contra el destino
Disfrutaré de vez en cuando
de tu recuerdo
que seguirá alterándome.

"Primavera con una esquina rota"

Beatriz (Una palabra enorme)


Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartilla mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra; justificado.
Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embrago está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa.
Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas. Porque a mi me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela.
Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrjes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.
O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven como es enorme?


Estaba una mañana en una de las librerías Papacito de Montevideo, verdaderos paraísos de los libros antiguos y recientes, y había elegido una vieja edición de El Estado y la revolución de Lenin ede la que me gustó su tipografía amplia y clara. En ese momento entró Mario Benedetti y, tras dudarlo unos minutos, me acerqué a él. “Es usted Benedetti”. “Sí, ¿y usted? ¿Nos conocemos?”. Le dije que no o, mejor, que yo sí le conocía de algún modo porque había leído sus libros. “Ah, muchas gracias, entonces quizá me conoce mejor que yo”. Era un hombre amable, sonriente; daba la impresión de que, de pronto, no tenía otra cosa que hacer que hablar conmigo.Cuando le conté que estaba en Montevideo invitado por el novelista Ruben Loza Aguerrebere y el diario El País (el de allí, claro) me dijo que había visto a Ruben (acentuando el nombre en la u, como hacen en Uruguay) dos días antes, en el sastre, probándose un chaqué. “A lo mejor le van a dar el Nobel”, comentó sonriente. Le dije que ojalá se lo dieran, claro, pero que era para la boda de su hija. “Sí, sí, me lo contó”. Me invitó a tomar un café en una terraza cercana y, mientras hablábamos, o, más bien, mientras me preguntaba por mi trabajo, por mi familia, por lo que me parecía Montevideo o por lo que me gustaba leer, me dijo que le perdonara un momento, volvió a Papacito y salió de nuevo con un ejemplar de Defensa propia, que me regaló. “Ahí está también Lenin”, me dijo. “Bueno -respondí-, no es precisamente mi héroe”. “Ya me dí cuenta, siguió, si es usted amigo de Ruben y ha venido por El País. Pero también estoy yo…”. Al despedirnos, comentó: “¿Sabe? No ocurrirá pero me gustaría”. “¿Qué?”, pregunté. “Que le dieran el Nobel a Ruben”. “También me gustaría que se lo dieran a usted”, le dije. “Bueno, gracias, pero Ruben ya tiene el chaqué”.
Había pensado reproducir de Defensa propia “El bien y el mal”, el poema en el que está Lenin, pero he elegido al final “Posibles”, en el que me parece que, aún más, está él.



- A imagen y semejanza -

E. Berman
Era la última hormiga de la caravana, y no pudo seguir la ruta de sus compañeras. Un terrón de azúcar había resbalado desde lo alto, quebrándose en varios terroncitos. Uno de éstos le interceptaba el paso. Por un instante la hormiga quedó inmóvil sobre el papel color crema. Luego, sus patitas delanteras tantearon el terrón. Retrocedió, después se detuvo. 
Tomando sus patas traseras como casi punto fijo de apoyo, dio una vuelta alrededor de sí misma en el sentido de las agujas de un reloj. Sólo entonces se acercó de nuevo. Las patas delanteras se estiraron, en un primer intento de alzar el azúcar, pero fracasaron. Sin embargo, el rápido movimiento hizo que el terrón quedara mejor situado para la operación de carga. 
Esta vez la hormiga acometió lateralmente su objetivo, alzó el terrón y lo sostuvo sobre su cabeza. Por un instante pareció vacilar, luego reinició el viaje, con un andar bastante más lento que el que traía. Sus compañeras ya estaban lejos, fuera del papel, cerca del zócalo. La hormiga se detuvo, exactamente en el punto en que la superficie por la que marchaba, cambiaba de color. Las seis patas hollaron una N mayúscula y oscura. Después de una momentánea detención, terminó por atravesarla. 
Ahora la superficie era otra vez clara. De pronto el terrón resbaló sobre el papel, partiéndose en dos. La hormiga hizo entonces un recorrido que incluyó una detenida inspección de ambas porciones, y eligió la mayor. Cargó con ella, y avanzó. 
En la ruta, hasta ese instante libre, apareció una colilla aplastada. La bordeó lentamente, y cuando reapareció al otro lado del pucho, la superficie se había vuelto nuevamente oscura porque en ese instante el tránsito de la hormiga tenía lugar sobre una A. Hubo una leve corriente de aire, como si alguien hubiera soplado. Hormiga y carga rodaron. Ahora el terrón se desarmó por completo. 
La hormiga cayó sobre sus patas y emprendió una enloquecida carrerita en círculo. Luego pareció tranquilizarse. Fue hacia uno de los granos de azúcar que antes había formado parte del medio terrón, pero no lo cargó. Cuando reinició su marcha no había perdido la ruta. Pasó rápidamente sobre una D oscura, y al reingresar en la zona clara, otro obstáculo la detuvo. 
Era un trocito de algo, un palito acaso tres veces más grande que ella misma. Retrocedió, avanzó, tanteó el palito, se quedó inmóvil durante unos segundos. Luego empezó la tarea de carga. Dos veces se resbaló el palito, pero al final quedó bien afirmado, como una suerte de mástil inclinado. 
Al pasar sobre el área de la segunda A oscura, el andar de la hormiga era casi triunfal. Sin embargo, no había avanzado dos centímetros por la superficie clara del papel, cuando algo o alguien movió aquella hoja y la hormiga rodó, más o menos replegada sobre sí misma. Sólo pudo reincorporarse cuando llegó a la madera del piso. A cinco centímetros estaba el palito. 
La hormiga avanzó hasta él, esta vez con parsimonia, como midiendo cada séxtuple paso. Así y todo, llegó hasta su objetivo, pero cuando estiraba las patas delanteras, de nuevo corrió el aire y el palito rodó hasta detenerse diez centímetros más allá, semicaído en una de las rendijas que separaban los tablones del piso. Uno de los extremos, sin embargo, emergía hacia arriba. Para la hormiga, semejante posición representó en cierto modo una facilidad, ya que pudo hacer un rodeo a fin de intentar la operación desde un ángulo más favorable. 
Al cabo de medio minuto, la faena estaba cumplida. La carga, otra vez alzada, estaba ahora en una posición más cercana a la estricta horizontalidad. La hormiga reinició la marcha, sin desviarse jamás de su ruta hacia el zócalo. Las otras hormigas, con sus respectivos víveres, habían desaparecido por algún invisible agujero. Sobre la madera, la hormiga avanzaba más lentamente que sobre el papel. Un nudo, bastante rugoso de la tabla, significó una demora de más de un minuto. El palito estuvo a punto de caer, pero un particular vaivén del cuerpo de la hormiga aseguró su estabilidad. Dos centímetros más y un golpe resonó. Un golpe aparentemente dado sobre el piso. Al igual que las otras, esa tabla vibró y la hormiga dio un saltito involuntario, en el curso del cual, perdió su carga. El palito quedó atravesado en el tablón contiguo. 
El trabajo siguiente fue cruzar la hendidura, que en ese punto era bastante profunda. La hormiga se acercó al borde, hizo un leve avance erizado de alertas, pero aún así se precipitó en aquel abismo de centímetro y medio. Le llevó varios segundos rehacerse, escalar el lado opuesto de la hendidura y reaparecer en la superficie del siguiente tablón. Ahí estaba el palito. La hormiga estuvo un rato junto a él, sin otro movimiento que un intermitente temblor en las patas delanteras. Después llevó a cabo su quinta operación de carga. El palito quedó horizontal, aunque algo oblicuo con respecto al cuerpo de la hormiga. 
Esta hizo un movimiento brusco y entonces la carga quedó mejor acomodada. A medio metro estaba el zócalo. La hormiga avanzó en la antigua dirección, que en ese espacio casualmente se correspondía con la veta. Ahora el paso era rápido, y el palito no parecía correr el menor riesgo de derrumbe. A dos centímetros de su meta, la hormiga se detuvo, de nuevo alertada. Entonces, de lo alto apareció un pulgar, un ancho dedo humano y concienzudamente aplastó carga y hormiga. 


- Posibles -


Bronzino

Si uno descansara de los pobres diablos
de las mezquindades que aportan los solemnes
de las pesadillas con ojos entreabiertos
la vida sería más llevadera
uno podría armar una buena memoria
para que lo esperara en el futuro
y asimismo una ventana abierta
en la que el alma pudiera ventilarse
y los espectros por fin se acobardaran

si uno pudiera imaginar su mínima liturgia
con quien colecciona clemencias y perdones
y repartiera la ayuda que nos queda
entre esperados y desesperados
la vida esquivaría los charcos del dolor
y se amoldaría a un decoro frágil

si uno pudiera desgarrar los odios
hasta que nadie los reconociera
quedándonos tan panchos en la suerte
y tan tranquilos fuera del calvario
la vida empezaría verdaderamente
y uno se atrevería a ser feliz.


- Declaración de amor a María Kodama -


H. Caballero
Te imagino flotando, elevándote

en las mañanas desde una cama en cualquier

hotel de este planeta, con el desasosiego que acostumbran
los viajeros cuando visitan tierra extraña.
Te veo como descendiendo de un tren,
abriendo tus insólitos párpados
que han fatigado desiertos y crepúsculos.
Esos párpados tuyos, que han contemplado el mundo
desde un globo. Desde su vuelo detenido en las fotografías,
ese paisaje se me antoja un acto de circo.

Luego te diriges hacia el baño, ejecutas
tus obligatorias y cotidianas abluciones. Acaricias
con el menudo peine todo lo largo
de esos cabellos tuyos tan lisos y con canas.
Observas indecisa en el espejo el paso de los años.
Ya no tenemos doce ni quince.
Ya no vivimos el asombro ante cualquier
pasión desmesurada. Yo también he aprendido
a perder esa inocencia.
Y persistimos en conservar el mismo nombre, María.
Todo lo que ahora te digo, tiene que ver
con el tiempo que pasa y la entidad que perdura,
como lo ha dicho la ciega memoria en unos versos.

Te quitas el pijama -si lo usas- Caminas hacia el ropero
impersonal. Escoges algo oscuro, a tono con la melancolía
de una mañana que no es seca ni húmeda.
Luego del perfume detrás de tus orejas tan humanas,
te despides del ancho y solitario dormitorio
hasta la noche, para repetir la odisea de Odiseo.

Deberás explicar en rutinarias conferencias
que el hombre a quien amas todavía, nunca escribió
aquel poema en donde se habla de arrepentimientos,
de viajes y de postres. Te verás obligada a defender
tu derecho a ser eterna. Hablarás sobre las formas
del haikú, doliéndote en tu corazón
por la trampa que somos tu auditorio.
Y nosotros -pedigüeños, terrenales-
no sabremos qué hacer ante tu sonrisa
y la cadencia de tu voz,
ante ese aire de desamparo
que has cultivado con tanta honradez.

Es una lástima, María. La vida continúa
como un rizoma, dispersándose, fluyendo
hacia la mar que es el morir.
La realidad insiste, María, nos ataca,
repitiéndose como en el espejo inagotable de los cuentos.
Seguirán las botellas en los bares,
el sediento alcohol de Poe, las manías del gato de Alicia.
Seguirá la porcelana sobre las mesas,
el ruego en los labios de los judíos.
Continuará la eterna metáfora de Heráclito,
la espada de los héroes, el atrevimiento de ser
aquel poeta menor de una antología suramericana.

Y tú te vas, María, y yo no sé si te amo
en este insomnio que no tiene fin.
Mañana levantarás el vuelo en un avión sin hélices.
Te marcharás a Madrid, a Austin, a Ginebra,
a tu Buenos Aires tan querido y tan odiado,
para repetir tu acto de magia, candorosa,
ante un público que se nos parece.
 

- Nostalgia -

Dante Triana
¿De qué se nutre la nostalgia?


Uno evoca dulzuras
cielos atormentados

tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel.






- Tiempo sin tiempo- 



Preciso tiempo necesito ese tiempo que otros dejan abandonado porque les sobra o ya no saben que hacer con él tiempo en blanco en rojo en verde hasta en castaño oscuro no me importa el color cándido tiempo que yo no puedo abrir y cerrar como una puerta tiempo para mirar un árbol un farol para andar por el filo del descanso para pensar qué bien hoy es invierno para morir un poco y nacer enseguida y para darme cuenta y para darme cuerda preciso tiempo el necesario para chapotear unas horas en la vida y para investigar por qué estoy triste y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo tiempo para esconderme en el canto de un gallo y para reaparecer en un relincho y para estar al día para estar a la noche tiempo sin recato y sin reloj vale decir preciso o sea necesito digamos me hace falta tiempo sin tiempo.





- Soledades-

Sir Frederic Leighton


Ellos tienen razón
esa felicidad

al menos con mayúscula

no existe
¡ah¡, pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo

sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en es sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo


los datos objetivos son como sigue

hay diez centímetros de silencio

entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos claros
que la soledad no viene sola


si se mira por sobre el hombro mustio

de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buena gente

después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad

conforme
pero
que vendrá después
de la soledad

a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.





- Hagamos un trato -


Cuando sientas tus heridas sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo.

(De Carlos Puebla)




Alexandre Montoya



Compañera

usted sabe

que puede contar conmigo

no hasta dos

o hasta diez

sino contar

conmigo.

Si alguna vez

advierte

que la miro a los ojos

y una veta de amor

reconoce en los mios,

no alerte sus fusiles

ni piense que deliro,
a pesar de la veta
o tal vez porque existe,
usted puede contar conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera,
igual puede contar 
conmigo.
Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar 
con usted,
y es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco,
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.





- Táctica y estrategia -

Henri le Comtois


Mi táctica es


quedarme en tu recuerdo

no sé cómo, ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

Mi estrategia es
en cambio más profunda y más simple
mi estrategia es que un día cualquiera

no se como, ni se
con qué pretexto

por fín me necesites.



- Ahora está claro- 

Dan Witz


Cuando el presidente, cualquier presidente

se preocupa tanto

por los derechos humanos

parece evidente que en ese caso
derecho no significa facultad
o atributo
o libre albedrío
sino diestro
o antizurdo
o flanco opuesto al corazón
lado derecho en fin

en consecuencia
¿no sería hora
de que iniciáramos
una amplia campaña internacional
por los izquierdos humanos?




- Ausencia de Dios - 

 
                       Rene Magritte


Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,

en realidad la única constante de tu espacio,

quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.


- Botella al mar -

Henri Abramowitch

Pongo estos seis versos en mi botella al mar 
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta


y un niño la encuentre y la destape

y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.



- Corazón coraza- 


Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

- Fiera de amor-

Jaques-Louis David


Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones

de palomos, de buitres, de corzos o leones,

no hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor,
había ya estragado mis garras y mi instinto,
cuando erguida en la casi ultratierra de un plinto,
me deslumbró una estatua de antiguo emperador.

Y crecí de entusiasmo; por el tronco de piedra
ascendió mi deseo como fulmínea hiedra
hasta el pecho, nutrido en nieve al parecer;
y clamé al imposible corazón… la escultura
su gloria custodiaba serenísima y pura,
con la frente en Mañana y la planta en Ayer.
Perenne mi deseo, en el tronco de piedra
ha quedado prendido como sangrienta hiedra;
y desde entonces muerdo soñando un corazón
de estatua, presa suma para mi garra bella;
no es ni carne ni mármol: una pasta de estrella
sin sangre, sin calor y sin palpitación…

¡Con la esencia de una sobrehumana pasión!

- La ruptura - 




Franz Stuck 


Érase una cadena fuerte como un destino,

Sacra como una vida, sensible como un alma;

La corté con un lirio y sigo mi camino
Con la frialdad magnífica de la Muerte... Con calma

Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna
Interior, y el cristal de las aguas dormidas,
Refleja un dios o un monstruo, enmascarado en una
Esfinje tenebrosa suspensa de otras vidas.




- Tu amor-

                        Gian Pietro Rizzi 

Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
Jardinero de oro de la vida,
Jardinero de fuego de la muerte,
En el carmen fecundo de mi vida.
.
Pico de cuervo con olor de rosas,
Aguijón enmelado de delicias
Tu lengua es. Tus manos misteriosas
Son garras enguantadas de caricias.
.
Tus ojos son mis medianoches crueles,
Panales negros de malditas mieles
Que se desangran en mi acerbidad;

.
Crisálida de un vuelo del futuro,
Es tu abrazo magnífico y oscuro,
Torre embrujada de mi soledad.






-  La mendiga -


J. C. Boveri


La mendiga bajaba siempre a la misma hora y se situaba en el mismo tramo de la escalinata, con la misma enigmática expresión de filósofo del siglo diecinueve. Como era habitual, colocaba frente a ella su platillo de porcelana de Sérves pero no pedía nada a los viandantes. Tampoco tocaba quena ni violín, o sea que no desafinaba brutalmente como los otros mendigos de la zona.
A veces abría su bolsón de lona remendada y extraía algún libro de Hölderlin o de Kierkegaard o de Hegel y se concentraba en su lectura sin gafas.
Curiosamente los que pasaban le iban dejando monedas o billetes y hasta algún cheque al portador, no se sabe si en reconocimiento a su afinado silencio o sencillamente porque comprendían que la pobre se había equivocado de época.
- Informe sobre caricias -



J. Portilla

La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen.

2
La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada.

3
Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria.

4
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tiene tacto.

5
Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia.

6
Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación.


Remy Duval
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes 
y hago así con los hombros para aflojar la espalda 
y me doblo los dedos y les saco mentiras.Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco 
y soy una manija que calcula intereses 
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas 
o un oído que escucha como ladra el teléfono 
o un tipo que hace números y les saca verdades. 
Es una lástima que no estés conmigo 
cuando miro el reloj y son las seis. 
Podrías acercarte de sorpresa 
 decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos 
yo con la mancha roja de tus labios 
tú con el tizne azul de mi carbónico. 



R.  Olbinski

Si pudiéramos embotellar mi mala fortuna tendríamos entre manos un arma de destrucción masiva...

A. Penot

Me has hecho confesar los miedos que siento. Pero te voy a decir ahora cuáles son las cosas que no me dan miedo. No me da miedo estar sola, ni de ser pospuesta a otra, ni abandonar lo que tenga que abandonar, sea lo que sea. No me da miedo el cometer un error, aunque sea un error de importancia, un error de por vida, tan largo tal vez como la misma eternidad...
Decía el gran Sabines "..apagarse es morir, lento y aprisa, tomar la eternidad como a destajo y repartir el alma en la ceniza.."


Miguel Ángel

Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta.


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