DANTE ALIGHIERI
El amoroso espíritu con que adoro siempre a mi Dama ardía más que nunca en deseos de volver nuevamente hacia ella los ojos; y las bellezas que la naturaleza o el arte han producido para cautivar la vista y atraer los espíritus, ya en cuerpos humanos, ya en pinturas, todas juntas serían nada en comparación del placer divino que me iluminó cuando me volví hacia su faz riente...
Dante, La divina comedia (canto XXVII)
-Soneto-
![]() |
Rossetti |
Amor brilla en los ojos de mi amada,
y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.
Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,
y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.
Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,
y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.
- INFIERNO.CANTO V -
![]() |
Dante Gabriel Rossetti |
Bajé desde el primero hasta el segundo
círculo, que menor trecho ceñía (v.2)
mas dolor, que me apiada, más profundo.
mas dolor, que me apiada, más profundo.
![]() |
Botticelli |
horriblemente allí gruñía: (v.4)
examina las culpas a la entraday juzga y manda al tiempo que se lía.
Digo que cuando el alma malhadada
llega ante él, confiesa de inmediato,
y él, que tiene del mal ciencia acabada,
ve el lugar infernal de su reato;
tantas veces el rabo al cuerpo envuelve
cual grados bajará por su mandato.
![]() |
Doré |
una tras otra a juicio van pasando;
dicen y oyen, y abajo las devuelve.
«¡Oh tú que al triste hospicio estás llegando»,
dijo al fijarse en la presencia mía,
el importante oficio abandonando,
«ve cómo entras y en quién tu alma confía;
no te engañe la anchura de la entrada!...»
«¿Por qué así gritas?», replicó mi guía;
«no impedir quieras su fatal jornada:
así se quiso allá donde es posible
lo que se quiere, y no preguntes nada.»
Ahora empieza mi oído a ser sensible
a las dolientes notas, ahora llego
donde me alcanza un llanto incontenible.
![]() |
Lussuriosi |
que mugía cual mar tempestuosa
a la que un viento adverso embiste ciego.
La borrasca infernal que no reposa,
rapazmente a las almas encamina:
volviendo y golpeando las acosa.
![]() |
Doré |
son los gritos, el llanto y el lamento;
allí maldicen la virtud divina.
Entendí que merecen tal tormento
aquellos pecadores que, carnales,
someten la razón al sentimiento.
v. 60. Semíramis fue reina de Babilonia.
v. 62. Se trata de Dido, esposa de Siqueo, quien por amor a Eneas, según refiere Virgilio en la Eneida, se suicidó y traicionó así las cenizas de su esposo.
v. 66. Aquiles, que tantas veces había luchado movido por otras pasiones, se enamoró de Polisena, hija de Príamo, y fue muerto en combate por Paris, hermano de aquélla.
v. 99. Esta tierra es Rávena, más cercana en aquellos tiempos que ahora a la costa del Adriático. Su partido son sus afluentes, que hallan la paz, como el río principal, al desembocar en el mar.
v. 107. Caína es una de las secciones del Círculo noveno, y más profundo, del infierno (v. XXXII).
v. 116. Francesca era pariente del amigo de Dante Guido da Polenta, de Rímini. Se casó con Gianciotto Malatesta y se enamoró de su cuñado Paolo, que es el alma que figura a su lado en este pasaje. Ambos fueron sorprendidos porGianciotto, quien les quitó la vida al instante.
v. 127. Lanzarote, amante de la reina Ginebra, era uno de los caballeros de la Tabla Redonda.
Su nombre caballeresco era Lanzarote del Lago y sus historias fueron my leídas y estimadas en la época de Dante. Otra referencia a estas historias se halla en Par. XVI. 14-15.
v. 137. Galeoto fue quien, en el libro Lanzarote del Lago, estimuló a Lanzarote y a Ginebra a que se revelasen su amor. La lástima que Dante siente ante la condenación de Paolo y Francesca no debe interpretarse como disconformidad con el juicio divino, según han querido ciertos comentaristas. La cuestión es demasiado compleja para discutirla en poco espacio, o quizá relativamente sencilla si se piensa en los lazos de amistad que unían al poeta con la familia de Francesca.