LEOPOLDO ALAS ·"CLARÍN"


La idea vulgar, falsa y grosera de comparar al clérigo con el eunuco se le fue metiendo también por el cerebro con la humedad del cristal helado. Si él era como un eunuco enamorado, un objeto digno de risa, una cosa repugnante de pura ridícula…Su mujer, la Regenta, que era su mujer, su legítima mujer, no ante Dios, no ante los hombres, ante ellos dos, ante el sobretodo, ante su amor, ante su voluntad de hierro, ante todas las ternuras de su alma, la Regenta, su hermana del alma, su mujer, su esposa, su humilde esposa…le había engañado. 

La Regenta

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