AKUTAGAWA
Montaña otoñal
Wang Shih-ku le cuenta a su amigo Yün Nan-t’ien la historia del cuadro Montaña Otoñal.
Este cuadro fue pintado por el pintor Ta Ch’ih, uno de los más importantes de la dinastía Yuan, de origen mongol (junto a Meitao-jen y Huang-hao-shan-ch’iao).
Ta Ch’ih era ya conocido por sus cuadros Costa Arenosa y Alegre Primavera, pero existe un tercer cuadro que, aparentemente, los supera a todos: Montaña Otoñal.
Así que Wang le cuenta a su amigo Yün la historia de ese cuadro.
Resulta que tiempo atrás el maestro Yüan Tsai discutía de pintura con Yen-k’o y le recomendó que viese el cuadroMontaña Otoñal, dándole, además una carta de recomendación para el señor Chang, el propietario del cuadro.
Yen-k’o va a ver el cuadro y queda conmovido. Intenta comprarle el cuadro a Chang, pero éste no lo vende.
Trascurridos cincuenta años del día en que Yen-k’o vio el cuadro, Wang (el que cuenta la historia) averigua el paradero de Montaña Otoñal, que ahora está en otras manos, y va a verlo. Es una obra maestra, como atestiguan además los críticos, pero él sabe que no es el cuadro único que vio Yen-k’o, quien, al llegar y ver también el cuadro, confirma esta opinión, aunque ambos esconden sus verdaderos sentimientos.
El relato parece la narración de un asunto relacionado con un cuadro, como una anécdota histórica (no sé si los pintores y críticos son personajes que existieron), pero tiene algo inquietante en su misma trasparencia. Por eso no es extraño ni erróneo que se incluya en la recopilación Las mejores historias siniestras (resulta más justificado teniendo en cuenta el título original: Stories Strange And Sinister)