DIOSES DEL OLIMPO


El Triunfo de la civilización
Jacques Réattu (1760-1833).

El punto clave de la historia de la religión griega lo constitu­ye el momento de aparición y posterior difusión de los dioses "homéricos". Se les llama "homéricos" porque son los dioses que aparecen en el epos (verso) homérico. Reciben tam­bién el nombre de "olímpicos" porque en Olimpo u Olimpia radicaba su divina mansión. En Grecia existía el monte Olim­po, situado al Noroeste, y la población de Olimpia, en la Élida, al Suroeste. ¿De cuál de los dos lugares proviene el nombre? Cabe pensar que los aqueos del Norte descendieron a través de la Grecia central y se establecieron en la Élida. Trajeron con­sigo a su Zeus y lo impusieron por encima del allí existente, Cronos. Por qué en Grecia hay más de veinte montes con el nombre de Olimpo se explica pensando que los olímpicos eran los dioses de los invasores montañeses del Norte, que irrumpie­ron sobre el mundo egeo imponiéndose en algunos puntos y, por tanto, colocando a sus dioses como preeminentes.
¿Qué clase de dioses eran éstos? Su actividad no era la crea­ción del mundo, sino su conquista. Eran jefes conquistadores, que guerreaban, celebraban festines y juegos. Los dioses homé­ricos, tal como los conocemos, parecen haberse originado en los viejos conquistadores aqueos, desarrollado en las escuelas épicas jonias y asentado finalmente en Atenas.
Intentar analizar el origen de cada una de estas divinidades y su ulterior evolución es bastante complejo. Algunas de ellas eran antiguas divinidades cretomicénicas cuyo culto fue asimi­lado por las civilizaciones posteriores, mientras otras proce­dían de Oriente o del norte de Grecia.
A1 frente del Olimpo estaba Zeus, señor omnipotente. Ante él temblaban los restantes dioses y los hombres. Los que se re­velaban contra su omnímodo poder eran tremendamente casti­gados. Zeus era uno de los pocos dioses que tenían nombre in­dogermánico. Fue venerado en diversas localidades, donde se le adjudicaron diferentes ciclos de mitos. Los ciclos principales pertenecen a Tesalia y Creta. Los referentes a su nacimiento en Creta parecen vincularlo a un antiguo culto local de las caver­nas.
Según este ciclo, Zeus, perseguido por su padre Cronos, fue ocultado en Creta en una cueva y criado con la leche de la ca­bra Amaltea. Ya mayor, mató a su padre y fue su sucesor en el mando divino, estableciendo una nueva dinastía. Por otro lado, existe una versión continental relacionada con una divi­nidad tesalia que personificaba la lluvia y la fecundidad.
El descenso de los invasores daría lugar a la fusión de ambos ciclos, con la añadidura de los nombres de los dioses locales por donde iban pasando, quedando así Zeus revestido de nu­merosos epítetos.
También Hera, la esposa de Zeus, parece haber tenido un cu­rioso pasado. El epítelo de "ojos de vaca" con que la califica Homero parece relacionarse con la diosa-vaca micénica. Por otro lado, numerosas menciones la vinculan con la ciudad de Argos, apareciendo como pro­tectora de Jasón y de la expe­dición de los Argonautas. En el ciclo de la guerra de Troya nos la encontramos como una divinidad airada, siempre en lucha con su esposo Zeus. Quizás esta oposición pudiera explicarse si pensamos que Zeus era el dios invasor que se impuso a la diosa aborigen, casándose con ella y poste­riormente sometiéndola.
Como hermano de Zeus surge Poseidón, antigua divi­nidad marina que absorbió a sus rivales, quedando como la divinidad por excelencia del mar.
La presencia de Apolo es más compleja. Para algunos se trataba de una antigua divinidad arcadia protectora de los ganados, mientras para la mayor parte de la crítica se trata de una antigua divinidad originaria de Asia Menor. Prueba de que Apolo no era heleno es el hecho de que en la guerra de Troya luchara contra los aqueos. En lucha con la serpiente Pitón, ha­bía establecido su sede en Delfos, convirtiéndose en el princi­pal director de los oráculos griegos.
El caso de Palas Atenea es más sencillo. Lo que Apolo signi­ficó para la Jonia, lo fue ella para Atenas, es decir, fue la diosa protectora de la ciudad una vez que triunfó sobre Poseidón para la posesión de tal dignidad.
El personaje de Afrodita o Venus tiene un origen netamente oriental. Sus orígenes estaban vinculados a una divinidad fe­menina, símbolo de la fecundidad. Se la ha querido identificar conla Astarté fenicia. En la época clásica fue convertida en la personificación idealizada del amor, la belleza y la feminidad. Era la esposa de Hefesto, pero nunca llegó a estar verdadera­mente unida a él, lo que excitó los celos de éste. Hefesto era el único dios que personificaba una gran actividad laboral. Su trabajo era el de herrero. Lo despreciaban los restante olímpi­cos, lo cual agravaba su cojera y los engaños de su esposa Afro­dita. Sus orígenes estaban vinculados a cultos locales radicados en la isla de Lemnos o Licia.
Ares o Marte estaba vinculado a las funciones militares. Su origen parece ser tracio, aunque no es mucho lo que se sabe sobre él, debido a su parecido con numerosas divinidades orientales.
Artemis (Diana) fue una de las diosas más veneradas. Es difí­cil localizar la sede de su primitivo culto local. Homero nos la presenta como enemiga de los aqueos, lo cual nos puede suge­rir una procedencia oriental. El templo más importante dedi­cado a su culto se ha encontrado en Éfeso, cosa que confirma la anterior aseveración. A1 igual que ocurría con Zeus, su nom­bre está vinculado a numerosos epítetos, lo cual demuestra que al extenderse absorbía numerosos cultos locales.
Más discutido aparece Hermes (Mercurio). Fuera de la ver­sión homérica, no era más que el símbolo pelásgico de la pro­creación. Con Homero se convierte en el mensajero olímpico, a la par que en el guía de las almas en la vida ultraterrena.
Los dioses protectores de la agricultura son más tardíos, todos posteriores a Homero. Ello se debe, seguramente, al hecho de que en la época homérica la ganadería desplazaba a la agricultu­ra como función vital de la vida griega. En los posteriores perío­dos, al tiempo que la agricultura fue adquiriendo una mayor vi­talidad, los dioses agrarios fueron entrando en el escenario griego. Así hicieron su aparición Deméter, Perséfone y Dioniso.
Deméter y su hija Perséfone personificaban la fertilidad, irradiando su actividad a través del santuario de Eleusis. Dioniso fue el protector de la viticultura y vinicultura. Su procedencia está relacionada con la Tracia y Frigia. La difusión de su culto fue a la par con el apogeo de las polis griegas, con­virtiéndose más tarde en el centro de las llamadas religiones mistéricas en momentos de la crisis de la religión estatal encarnada en los dioses olímpicos.
Todos estos dioses fueron los vigentes en el calendario oficial griego hasta el momento de la crisis de la polis griega, en que los olímpicos comenzaron a ser desplazados por una serie de cultos, muchos de ellos secretos, que recibieron el nombre general de religiones mistéricas.


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