TOGA -AE


Los ciudadanos de Roma eran, en palabras de Virgilio, rerum dominos, gentemque togatam, es decir, los dueños del mundo y la raza que viste la toga, por ser esta prenda que tomaron de los etruscos la que utilizaban como vestimenta habitual. Con ella se diferenciaban de los esclavos y de los bárbaros. 

La toga era una especie de semicírculo blanco de unos cinco metros de largo por 3’5 de ancho. Tradicionalmente se confeccionaba en lana, siendo las de Apulia y Tarento las más reputadas, aunque también podían emplearse otras telas. Se vestía sobre una túnica, colocando la tercera parte plegada sobre el lado izquierdo, y el resto por la espalda. En las ceremonias religiosas también se cubrían con ella la cabeza. Había algunas viejas familias que insistían en llevarla sin túnica, según la antigua tradición, pero esto se consideraba una excentricidad. 
Había diversas clases de toga. La primera de ellas fue la toga exigua, una versión más corta y sencilla de lo que llegó a ser después, sin el amplio pliegue sobre el pecho. 
Hacia el fin de la República se hizo más compleja, con sinus y umbo. El sinus se usaba a modo de práctico bolsillo. Por ejemplo, los asesinos de Julio César ocultaron sus puñales en él. 


El uso de la toga era necesario siempre que el romano estuviera fuera de su casa. En tiempos de la República comenzó ya a distinguir no solo al ciudadano romano del esclavo, sino también al noble del plebeyo, según el tipo de toga que vistiera. 

Hubo un tiempo en que también los soldados la llevaron, aunque no en batalla. La costumbre cayó en desuso debido a lo incómoda que resultaba, y que hacía que prácticamente se limitaran a usarla como sábana. Y es que no era fácil ponerse una toga: aquellos que podían permitírselo, recurrían a un esclavo especializado que los asistía en dicha tarea. Eran el llamado vestiplicus. A veces cosían plomos en el borde para mantener la prenda en su lugar, y para que los pliegues cayeran con más gracia los esclavos ponían trozos de madera entre ellos la noche anterior. 
Pero no terminaban ahí las complicaciones: era esencial que el romano supiera llevarla adecuadamente, para que no se le descompusiera. Debido a todo ello fue dejando de usarse paulatinamente, a pesar de los esfuerzos de Augusto o Suetonio por mantener vivo este símbolo de Roma. 



Quintiliano nos explica cómo debía llevarse: 

“Que las bandas caigan rectas indica poco cuidado, se observa negligencia. Los modales de los que tienen la banda ancha deben ser adecuados a la tradición. Es de mayor agrado que la toga quede con un volumen correcto y tenga una buena caída, ya que de otro modo resultará excesivamente redundante. Su parte anterior queda perfectamente si termina a media pierna, la posterior un poco más alta de la cintura. El "sinus" queda muy bien si está algo por encima del cinturón de la túnica, y nunca por debajo. El que va en oblicuo desde debajo del hombro derecho al izquierdo, como una banda, que no se estrangule ni cuelgue. La parte de la toga que se pone detrás, que sea más corta: así, en efecto, se sienta uno mejor y se mantiene sin desparramarse. También se debe levantar una parte de la túnica, de modo que no moleste en el brazo con el movimiento: entonces el "sinus" hay que ajustarlo al hombro, cuyo borde exterior se ha de mantener alejado. No conviene que se cubra el hombro y todo el cuello, pues entonces el vestido quedará ajustado y echará a perder la gracia que hay en la parte del pecho. El brazo izquierdo debe levantarse hasta donde haga un ángulo normal, sobre el que las dos aberturas de la toga afirmen con regularidad." 
La "toga praetexta", era la que llevaban los niños. Cuando se consideraba que uno de ellos alcanzaba la edad adulta, se despojaba de ella en la ceremonia que se realizaba durante la fiesta llamada Liberalia, el 17 de marzo. Por la mañana se ofrecía un sacrificio a los lares del hogar, y el joven recibía entonces la toga blanca propia de un hombre. Se trataba de la "toga virilis", también llamada pura o libera, una prenda sin adornos ni tintura. Luego comenzaba la procesión hasta el Foro. El padre reunía a sus esclavos, clientes, parientes y amigos, utilizando toda su influencia para lograr que el cortejo que acompañaría a su hijo fuera numeroso e imponente. Una vez allí, el nombre del chico se añadía a la lista de ciudadanos aptos para la guerra y recibía las felicitaciones formales. La familia se dirigía a continuación al templo de Liber, en el monte Capitolino, donde se hacía una ofrenda. Finalmente regresaban a casa para terminar el día con una cena dada por el padre en honor al nuevo ciudadano. 
La edad a la que esto sucedía podía variar en función del desarrollo físico e intelectual en cada caso, de la decisión del padre o del uso de la época en la que le tocara vivir. En general se asumía la toga entre los 14 y los 17 años. 



La "toga praetexta", propia de la infancia, también era portada porsenadores. Durante el Imperio, a veces se concedía el derecho a llevarla como un honor especial al margen del rango del romano. Como característica, llevaba una franja púrpura de cuatro dedos de anchura a lo largo del borde (latus clavus). 

La toga candida era la que vestían los que aspiraban a ocupar un cargo público. De ahí deriva la palabra “candidato”. Se trataban con tiza para conseguir un blanco especialmente resplandeciente y que simbolizara la pureza de intenciones. 
En eventos públicos y discursos los emperadores vestían la toga purpúrea, bordada con hilo de oro y decorada. Recibió diversos nombres: fue también toga capitolina o picta, y en un principio era la propia de los generales durante los desfiles triunfales, y durante el Imperio la llevaron también los magistrados que ofrecían juegos de gladiadores y los cónsules. 
La "toga trabea" tenía rayas en vivos tonos rojos, y estaba reservada a los augures. 


La "toga muliebris" distinguía a las prostitutas y mujeres divorciadas por adulterio. Y es que en un principio la toga había sido utilizada tanto por hombres como por mujeres, pero con el tiempo la femenina se sustituyó por la stola, una vestidura plisada y larga hasta los pies que se llevaba encima de una túnica. Era el vestido de las mujeres casadas y las matronas respetables. La toga quedaba así reservaba a mujeres de frágil moral. 

Por último la toga sórdida o pulla, de lana oscura, significaba luto. Quería decir que la persona que la vestía sufría por la pérdida de un ser querido, pero los patricios nunca la llevaban. La toga sórdida distinguía también a los reos, pero en ocasiones se llevaba simplemente como protesta. Por ejemplo, cuando Cicerón fue exiliado, el senado decidió llevar "togae pullae" en señal de desacuerdo. El cambio en la vestimenta fue una forma habitual de mostrar simpatía por un líder caído en desgracia. 


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