HÉCTOR

Héctor, frente a la figura de Aquiles el terrible, es uno de los héroes que más cercanos nos resultan en el poema de Iliada, sobre todo cuando, al tener que enfrentarse con su deber -luchar con Aquiles para defender Troya-, se muestra como un carácter muy cercano al nuestro.

Así lo podemos comprobar en el siguiente texto de Iliada:



J. H. Wilhelm Tischbein
Héctor, saliendo presuroso de la casa, desanduvo el camino por las bien trazadas calles. Tan luego como, después de atravesar la gran ciudad, llegó a las puertas Esceas —por allí había de salir al campo—, corrió a su encuentro su rica esposa Andrómaca, hija del magnánimo Eetión, que vivía al pie del Placo en Tebas de Hipoplacia y era rey de los Cilicios.Hija de éste era pues, la esposa de Héctor, de broncínea armadura, que entonces le salió al camino. Acompañábale una doncella llevando en brazos al tierno infante, hijo amado de Héctor, hermoso como una estrella, a quien su padre llamaba Escamandrio y los demás Astianacte, porque sólo por Héctor se salvaba Ilión. Vio el héroe al niño y sonrió silenciosamente. Andrómaca, llorosa, se detuvo a su vera, y asiéndole de la mano, le dijo:
Andrómaca: - Héctor, amor mío, no vuelvas a la lucha, por favor. Si vas te enfrentarás a la muerte y ella te vencerá, nunca más volverás con nosotros y no quiero perderte porque para mí eres mi todo, no tengo padre, ni madre, ni hermanos, ahora que ya no estoy sola porque te encontré a ti y reemplazaste a todas esas personas que eran mi vida, te perderé a ti también.
Héctor: - Pero la deshonra es peor que todo eso y tengo que ir a la batalla como un hombre y enfrentarme a Aquiles.Si no fuera a esa lucha sería más dolorosa la deshonra que que la muerte. Aunque sufra y muera de pena por dejaros porque sois lo mas importante para mí. Y este es mi destino aunque mi vida termine para muy pronto y no pueda estar junto a vosotros. Pero si muero estaré en el Hades esperándote. Temo que al morir yo no tardará mucho en caer Troya y nos reencontraremos en el Hades aunque sea un lugar horrible me dará igual porque estaré con vosotros.
Andrómaca: - De todos modos la muerte de los troyanos y la caída de Troya está en manos del destino, nadie puede decidir su suerte y si tienes que luchar en esa batalla, hazlo, pero si te vas quiero que sepas que siempre vas a estar en mis pensamientos. No creo que tarde en irme contigo al Hades, cariño, pues si tu no estás todo será mucho más difícil y Troya no será la de antes, pueden pasar muchas cosas. Ten valor y vence al miedo, sé fuerte como tú eres, y que el destino decida.
Hector: - No podemos confiar en el destino, pero yo sé que el mío es morir luchando con Aquiles. Esposa, que no te abata la desesperanza.
Dichas estas palabras, el preclaro Héctor se puso el yelmo adornado con crines de caballo, y la esposa amada regresó a su casa, volviendo la cabeza de cuando en cuando y vertiendo copiosas lágrimas. Pronto llegó Andrómaca al palacio, lleno de gente, de Héctor, matador de hombres; halló en él a muchas esclavas, y a todas las movió a lágrimas. Lloraban en el palacio a Héctor vivo aún, porque no esperaban que volviera del combate librándose del valor y de las manos de los aqueos.


A pesar, como vemos de las cualidades que adornan al personaje de Héctor -valor, prudencia, comedimiento, amor a la familia, sentido del deber- no son demasiados los testimonios que he podido localizar en el terreno pictórico sobre este episodio, sin duda uno de los más dramáticos de la obra.

Es hermano de Paris y su contrapuesto. Desprecia la lucha a distancia, es heróico y busca la fama pero siente un tierno amor por su esposa Andrómaca ,su hijo Astianacte y su ciudad. Las escenas familiares de Héctor son famosísimas y de lo mejor de la epopeya.
A diferencia de Aquiles este héroe está dotado de unos sentimientos muy cercanos a nosotros. Es el mejor guerrero y con su muerte la caida de Troya es inevitable únciamente porque es designio de Zeus que así sea.

Para entender la Ilíada esta lamentación de Andrómaca (esposa de Héctor) me parece perfecta, la tierna esposa intuye el final que espera a los suyos. (naturalmente no se equivoca en nada). La Ilíada no recoge el famoso mito del caballo y termina con las exequias de Héctor: canto XXIV. 725.






" ¡Esposo! Te has ido joven de la vida y viuda 
me dejas en el palacio. Todavía es muy pequeño el niño

que engendramos tú y yo, ¡desventurados!, y no confío en que

llegue a la mocedad; antes esta ciudad hasta los cimientos

será saqueada. Pues has perecido, tú, defensor que la protegías
y guardabas a los niños pequeños y a las venerables esposas,
a quienes ahora pronto llevarán a las huecas naves,
y a mí con ellas. Y tú con también, hijo mío, o bien a mí me
acompañarás adonde tendrías que trabajar en labores serviles
penando bajo la mirada de un amo inclemente, o bien un aqueo
cogido de la mano te tirará de la muralla, ¡horrenda perdición!
en venganza porque Héctor ha matado a un hermano suyo
o a su padre o a su hijo ¡tantos son los aqueos 
que a manos de Héctor han mordido la indescriptible tierra!...

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